Reflexiones sobre Emprendimiento y Fintech en Colombia

Por: Kenneth Mendiwelson, Emprendedor Endeavor de Refinancia y de la Fintech Referencia; miembro de Junta Endeavor Colombia y Colombia Fintech

Desde niños nos han contado historias sobre viajeros que frente a viento y marea llegan a destinos nuevos, emocionantes y llenos de oportunidad. Así recordamos a Marco Polo cuando recorrió la ruta de la seda, a Cristóbal Colón cuando llegó a América, o inclusive a Neil Armstrong cuando puso un pie en la luna. Para algunos, estas historias capturan nuestra imaginación, e inconscientemente influyen sobre la manera como nos planteamos nuestros retos y proyectos.

EMPRENDIMIENTO COMO FUENTE DE PROGRESO

Hoy la palabra “emprendimiento”, está de moda, y ya hace parte de nuestro vocabulario común.  Cada vez más, los jóvenes universitarios ven el emprendimiento como un proyecto de vida, y les llama la atención participar y vivir la aventura y la emoción de crear un proyecto empresarial.  Pero no son tantos los referentes “nuestros”.  En el país muchas de las historias empresariales no han sido contadas y, más aún, hay otras que sí se conocen pero que no terminan con un final feliz.

Esto hay que cambiarlo, pues las narrativas a las que estamos expuestos son la base sobre la cual nos inspiramos a perseguir nuestras propias aventuras y nuestros propios sueños.  Es así como los emprendedores tenemos una responsabilidad no solo con nuestras empresas, con nuestros equipos y con nuestros inversionistas; sino que también la tenemos con nuestra comunidad, pues debemos buscar contar historias que apoyen un imaginario colectivo frente a lo que es posible en este país. 

FINTECH Y NUESTRA REALIDAD LOCAL

El crédito ha sido útil para la humanidad durante siglos. Los primeros mercaderes genoveses entendieron que permitir que un comprador pagara a plazos la mercancía era un buen negocio, siempre y cuando el cliente comprobara una buena capacidad de pago y un buen comportamiento crediticio.  Los bancos históricamente se consolidaron para apoyar estas transacciones, y los avances tecnológicos permanentemente fueron habilitando cambios que modificaban la manera como las personas acceden y utilizan el crédito.

El tiempo ha pasado y un crédito sigue siendo un crédito, pero la manera como se ofrece hoy (y como lo espera recibir el cliente) está en un profundo proceso de transición.  Esta condición está abriendo espacios para nuevos jugadores que no provienen de la banca tradicional.  Al igual que en el resto del mundo, en nuestro país las Fintech se volvieron una realidad dado que la adopción de nuevas tecnologías móviles y la inteligencia en el uso de los datos permiten proveer servicios financieros más actuales y convenientes para el consumidor.   Se están abriendo canales de distribución de crédito alternativos que están en pleno proceso de adopción.

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Pero quienes hacemos parte de este ecosistema debemos tener cuidado con sólo importar a nuestras tierras nuevas tecnologías y modelos operativos; tenemos que acomodarlos a nuestra realidad local para aplicarlos en nuestro ambiente.  Las Fintech con mayor potencial de adopción son aquellas que comprenden bien los detalles de nuestra propia idiosincrasia, y logran ajustar su oferta de valor a los hábitos y patrones culturales que definen nuestro comportamiento; son las que diseñan experiencias convenientes y hechas a la medida para el consumidor financiero colombiano.

CUIDANDO LA REPUTACIÓN

Las Fintech hacen parte de un sistema que depende de la confianza, puesto que administramos dinero de los clientes y datos de comportamiento del consumidor.  Nos es crítico construir una reputación institucional sólida frente a la banca, los fondeadores y los clientes. Debemos ser sistemáticos en la manera como presentamos a nuestro sector y a nuestras compañías en sociedad; más aún cuando se están proponiendo modelos de negocio innovadores, que no están totalmente probados, y que seguramente requerirán de flexibilidad por parte de todos los grupos de interés asociados a la empresa. Sin la confianza que genera una buena reputación será más difícil atender las demandas que presentan estos emprendimientos innovadores.

El buen nombre nos permitirá abrir puertas, explorar ideas en conjunto con aliados, promover proyectos innovadores y atraer talento. Pero además en los momentos empresariales más demandantes, como en las crisis (que nunca dejan de aparecer), la reputación será un activo que nos permitirá protegernos, si la hemos cuidado bien. Esperemos que en conjunto las Fintech de nuestro país seamos capaces de construir confianza para seguir la senda de crecimiento y apertura de mercados.

CASOS DE ESTUDIO QUE INSPIREN A OTROS

En unos años, vamos a mirar hacia atrás y evaluar cómo fue nuestra participación dentro de esta oportunidad que se nos presentó cuando las Fintech eran algo innovador y curioso. Veremos si realmente fuimos capaces de trascender para apoyar los procesos de bancarización y distribución de crédito que necesita nuestro país, además de asegurar el acceso a servicios financieros hechos a la medida de nuestro consumidor. Identificaremos los errores que se hicieron en el camino, y los aciertos que permitieron nuestro posicionamiento. Reconoceremos quiénes fueron los que diseñaron productos de alta aceptación, y quiénes lograron crecer sus emprendimientos para convertirlos en nombres relevantes y reconocidos en nuestra comunidad.

Mientras tanto, nuestra responsabilidad es comprometernos con hacer las cosas bien, con profundidad, orden y ética. Debemos contar nuestras historias mientras vamos viviendo el recorrido, para que con el buen ejemplo más colombianos se inspiren a emprender a “talla mundial” en este sector, o en otros. No por vanidad, sino para documentar casos de estudios propios sobre referentes que tengan influencia en nuestro ambiente empresarial. Así juntos podemos construir una narrativa que defina los valores asociados a esta generación de emprendedores colombianos.  Si logramos capturar casos positivos, grandes e inspiradores podemos terminar contribuyendo al tan necesitado progreso que merece nuestra Nación.

Kenneth Mendiwelson