Un viaje por el mundo fintech de China, un país que vive en el futuro

Por Kenneth Mendiwelson – Fundador Refinancia / Referencia – Grupo REF

Todo se pagaba con código QR y de manera inmediata: el taxi, las ventas en la calle… hasta la limosna a los pocos que vimos pidiendo dinero.  Era como si nunca hubieran adoptado los hábitos que son tan normales para nosotros en Occidente; las tarjetas de crédito casi que no se recibían en ningún lugar, y mucho menos se esperaba que pagáramos en efectivo.  Era otro mundo, otra era; yo me sentía en el futuro.

Nuestro viaje a China como parte del tour que se organizó para los emprendedores Fintech de Endeavor fue realmente una sorpresa para todos. Lo primero que hicimos al llegar el domingo fue visitar la Gran Muralla en las afueras de Beijing.  Los que fuimos ese día estábamos seguros de que era un ambiente turístico chino como siempre nos lo hemos imaginado. Nuestro guía había organizado un almuerzo que incluía un buen arroz con algunas verduras desconocidas y cerdo agridulce.

La muralla estaba llena de turistas, la mayoría de ellos americanos en shorts que tomaban fotos en sus celulares; pero curiosamente no las podían subir a Instagram ni mandar por Whatsapp, porque esas plataformas no son permitidas por el gobierno chino. Descubrí ese día que tampoco es permitido usar Facebook, ni Google, entre otras.  Eso sí, veíamos a los chinos pegados a sus smartphones enviando y recibiendo fotos y mensajes, pero exclusivamente a través de sus plataformas chinas. Era la primera lección sobre el desarrollo tecnológico de ese país.

CONOCIENDO 14 COMPAÑÍAS CHINAS

Cuando llegó el lunes y empezamos a recorrer Beijing para visitar a la primera compañía Fintech que nos iba a recibir, vimos edificios absolutamente modernos y novedosos en su arquitectura.  En un trayecto de 30 minutos, tomamos fotos a edificios con figuras curvas y superficies suaves, además de fachadas con mucho vidrio.  Estos edificios y las imponentes autopistas que recorrimos eran recientemente terminados por constructores e ingenieros chinos.

En esa primera sala de juntas a la que llegamos el lunes nos recibió el CEO de una compañía que ofrecía servicios de crédito digital y administración de inversiones a través del celular. Todo dirigido al consumidor chino.  El personaje parecía joven (de pronto de unos 40 años, pero no estoy seguro porque me es difícil calcular la edad de los chinos), bien vestido con ropa de lujo, aunque claramente había trasnochado la noche anterior trabajando.  Tenía gafas, supongo que de tanto usar su computador y su celular, y siempre estuvo sonriente y orgulloso de compartir su historia con nosotros los visitantes de Occidente.

Decía que en su compañía eran “expertos en utilizar inteligencia artificial para administrar riesgos, predecir comportamientos, perfilar clientes con marketing inteligente, aumentar recuperación y realizar mejoramientos continuos a sus procesos, asegurando conveniencia y soluciones a la medida de cada cliente”. También nos dijo que “la mayoría de sus empleados eran científicos de datos y jóvenes programadores que tenían habilidades extraordinarias para manejar volúmenes masivos de información, todos éstos entrenados en universidades chinas”.  Y concluyó diciendo que “en los últimos cinco años su empresa había crecido exponencialmente, y que se beneficiaban de la escala porque cada vez que sacaban una nueva aplicación para los smartphones, ¡más de 50 millones de chinos la bajaban!”.

Lo curioso es que al finalizar esa misma semana (después de reunirnos con 14 compañías más en sus propias salas de juntas modernas y con muebles de diseño),

»descubrimos que estas tres afirmaciones fueron casi que exactamente lo que dijeron todos los otros CEOs de las otras compañías que visitamos.  En todos los casos se repetía este patrón».

Fui entendiendo durante la semana de conversaciones y lecturas (y viajes en tren bala a 350 km por hora) cómo fue que surgió este “Modelo Chino” de Fintech.  Comprendí que, por un lado, el Gobierno del Partido Comunista Chino (que lleva en el poder desde 1949) fue claro hace unos años en enrutar al país para ser líder en el uso de inteligencia artificial.  Para lograr esto se aseguró que las universidades entrenaran a ingenieros de datos y de sistemas, y que las empresas tuvieran espacio para innovar en modelos de negocios que dependieran de las inferencias que resultan de los datos.  Permitió que la regulación relacionada con los datos de las personas fuera relativamente “light” por un tiempo mientras se desarrollaban los modelos de negocios escalables, y ofreció recursos e incentivos para que empresas y emprendedores innovaran en ese sector.  Además, motivó a la población para que se convirtieran en usuarios de servicios financieros digitales a través de sus celulares, siempre y cuando fuera en apps chinas.

Por otro lado, los bancos permitieron que esta innovación sucediera. Pero, “¿cómo es posible que los bancos hayan abierto este espacio?”, me pregunté al principio de esa semana, teniendo en mente que los bancos más grandes del mundo son los chinos.  Concluí, que:

»en los bancos entendieron que a través de los desarrollos de estas empresas Fintech podían utilizar sus balances y licencias bancarias para fondear las operaciones de los clientes que estaban utilizando estas tecnologías novedosas».

También accedieron a estas innovaciones transaccionales en coordinación con las Fintechs para integrar a un mayor número de clientes a la banca.  Ah, y no olvidemos que estos bancos tienen una gran influencia del gobierno chino, así que hicieron caso a lo que el gobierno había planteado como estrategia de país.

El miércoles de esa semana fue tal vez el día que más me sorprendió puesto que fuimos desde Shaghai hasta Hangzhou a visitar el campus empresarial de Alibaba Group, que incluye a Alibaba (parecido a Amazon pero más grande), a TaoBao (parecido a eBay, pero más grande) y a Ant Financial (la compañía de FinTech más valiosa del mundo, que ofrece billetera y pagos digitales, crédito digital, administración de inversiones digitales, seguros digitales, scores de crédito, biometría para identidad, y servicios en la nube para instituciones financieras, entre otras cosas).  En este campus había cuadras y más cuadras de edificios, parques, restaurantes, centros comerciales, tiendas de víveres, patinetas eléctricas, bicicletas compartidas, gimnasios y todo tipo de facilidades para los empleados de ese grupo.  Es tan grande, que en un momento dado me perdí de mis acompañantes, pero muy rápidamente una china me rescató puesto que se habían dado cuenta que yo hacía falta, ¡y estar fuera de la agenda no estaba permitido!

La visita a Alibaba me permitió entender mejor la “cultura” que ha soportado en parte la velocidad del desarrollo digital en la China. En el campus de Alibaba hay un museo empresarial que destaca la vida de Jack Ma, su fundador. Todos han escuchado la leyenda que dice que era un profesor de inglés que ganaba 20 dólares al mes en 1999, pero que, a raíz de una disciplina incansable de trabajo y una persistencia inimaginable, Ma logró convertirse en un ícono de movilidad social y logro empresarial chino. Ahora es un referente para una clase media trabajadora que aspira ascender a través de las oportunidades que ofrece la tecnología y el crecimiento de ese país. Hoy la cultura de trabajo china exige a su gente que mantenga el rigor que llaman coloquialmente “996”, que quiere decir que se trabaja desde a las 9 a.m. hasta las 9 p.m. por 6 días a la semana. Sólo descansan el domingo.

Curiosamente, nosotros terminamos nuestro Fintech Tour en China el viernes de esa semana.  Con algo de angustia por pensar en el 996, me tomé el sábado para descansar e ir al museo de desarrollo urbano de Shanghai.  Me quedó claro que tienen un plan detallado para que, en los próximos 30 años, Shanghai y otras ciudades chinas se mantengan a la vanguardia del modernismo y el desarrollo.  Me temo que no solo es en Fintech en donde los chinos nos mostrarán el camino hacia el futuro.

¿Qué significa este viaje para un CEO de una Fintech Latinoamericana?

La compañía que hoy lidero, Referencia, es una Fintech especializada en financiación en punto de venta.  Hemos construido una solución digital para que un consumidor pueda diferir el precio inmediatamente, y pagar a plazos las compras que hace en el comercio.  Durante los últimos años hemos logrado tracción y visibilidad en nuestro mercado. Pensamos que tenemos un gran potencial.

El viaje a China con Endeavor me confirmó (y sobre-dimensionó) las inmensas oportunidades que se presentan hoy para una compañía como la nuestra.  Tanto así que en el avión de regreso me sentí obligado a plantear un proyecto de mayor envergadura al que había soñado originalmente, buscando seguir el ejemplo chino.

Sin embargo, cuando llegué al aeropuerto de mi ciudad y me subí al carro para recorrer las vías que me llevan a mi casa, noté nuestra infraestructura, nuestros edificios, nuestro entorno.  “¿Pero, será posible ejecutar al nivel chino en este lado del mundo, cuando observamos que nuestra idiosincrasia latinoamericana obviamente no es la misma que la de ellos?”, me pregunté.

Pensé que en nuestros países tenemos menos disciplina, menos escala, y menos programadores entrenados y disponibles para las empresas.  Además, recordé que nuestros gobiernos no han sido tan explícitos en apoyar estas iniciativas, y los bancos están aún entendiendo si son, o no, amigables con las Fintechs de la región.  Unos días después de llegar, también vi como muchos de nuestros jóvenes latinoamericanos estaban ocupados marchando en las calles pidiendo reformas (esto no lo hacen en la China, sólo en Hong Kong!)… me dio la impresión que el “996” puede ser muy difícil por acá.

Es nuestra responsabilidad, como emprendedores del sector, atender el llamado que nos ofrece esta gran oportunidad Fintech en nuestro lado del mundo… pero tendremos que entender cómo nos apalancamos en nuestros propios hábitos y en nuestra propia realidad para crear soluciones a nuestra medida.

»Tendremos que crear nuestro propio futuro… será que para esto tendremos que trabajar todos los fines de semana?  Ojalá que no».

Kenneth Mendiwelson (Instagram: @kennethmendiwelson)